Artista invitado. Emiliano Domínguez Zapata
Es en los campos de su pueblo natal, cerca de Sevilla, donde la naturaleza es poderosa, que El Cabrero se recicla. Es allí donde el viento le trae las letras de sus cantes, donde ríos y arroyos corren por su garganta como esa voz excepcional, salvaje, capaz de desencadenar la furia de las pasiones. Es un auténtico maestro a la antigua, pero también un gran artista que aporta su sensibilidad arisca a los estilos más difíciles del flamenco: seguiriya, soleá, tonás, malagueña, bulerías…
El Cabrero es fascinante, expresivo, infinitamente verdadero como los elementos: tierra, fuego, agua, aire. Y sin embargo, este hombre, libre entre todos, es a la vez guardián de un flamenco muy puro y un artista que va a contra corriente por su propia voluntad. Cuando lo que se lleva es echarle agua al vino, fusionar el flamenco con otros géneros, El Cabrero vuelve a sus fuentes secretas para escuchar la poesía que es hermana de la verdad. (Théâtre de Nîmes)
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José Domínguez El Cabrero es una de las personalidades más significativas que ha dado el flamenco en los últimos cuarenta años. Sólo dos cantaores han sido definidos como fenómenos sociales , debido a su impacto en los públicos más diversos: El Cabrero es uno de ellos. Su genialidad, talante, personalidad, postura vital y su compromiso con el cante sin aditivos y con los grandes temas que preocupan a la humanidad, hacen de él una figura única e irrepetible del cante jondo.
Pastor de cabras desde la infancia, El Cabrero sigue ejerciendo ese oficio, que se niega a abandonar pese a ser, desde 1980, una de las figuras del Cante Jondo más solicitadas por los organizadores de festivales y uno de los artistas flamencos de mayor proyección internacional.
La música de Emiliano Domínguez Zapata ha sido saludada por la prensa especializada como rock andaluz de autor. Otros dicen que es un cantautor con alma de rockero y heredero de grupos como sus paisanos Smash o Triana. Sin embargo, es tan personal su estilo y tan originales y eclécticas sus composiciones, que todos concluyen en la dificultad de ponerle etiquetas a su música.
Guitarras distorsionadas, bajo, batería, teclados y la voz rotunda de Zapata dibujando, con talento y versatilidad, tantos paisajes musicales como poemas. Versos de Antonio Machado, Miguel Hernández, Alberti, Benedetti, Cernuda… que, revisitados por este sevillano, parecen escritos para hermanarse a sus composiciones, sin que el poema pierda su esencia, su pulso, su tono y su propia musicalidad.
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No es frecuente que, en su primer disco, un cantautor firme las composiciones musicales, los arreglos, ponga la voz, el piano y teclados, guitarra solista – eléctrica y acústica – y la percusión. Por eso, Poesía en resistencia es, de entrada, la opera prima de un músico de vocación: Emiliano Domínguez Zapata. Pero es también la presencia de una nueva voz andaluza, de hermosos matices, que no obedece a ninguno de los patrones con los que estamos familiarizados y que sorprende, transmite y emociona.
ZAPATA voz, teclados, batería, bajo
EL CABRERO voz, guitarra flamenca