O Bando do surunyo

O Bando do Surunyo. «Miel y Oro»

GENERAL

- Sala de Cámara
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Las conexiones musicales peninsulares en el Siglo de Oro

Con la colaboración de Los Afectos Diversos

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El Siglo de Oro es una de las eras más ricas de la historia de la cultura europea. Sin embargo, hoy en día se ignora en gran medida que se trata de un fenómeno ibérico transnacional. Teniendo como eje cronológico los años 1581 a 1640, bajo los reinados de Felipe II, III y IV, España y Portugal presentan una clara unidad en el ámbito de la producción musical y poética que es anterior a la unión monárquica – manifestándose claramente ya en el tercio final de la dinastía portuguesa de Avís – y que persiste más allá de la guerra que enfrentó a ambos países entre 1640 y 1668. Durante cerca de siglo y medio, circularon libre e intensamente música, músicos, textos y escritores en el espacio peninsular. Teniendo el castellano como lengua franca, se generaron múltiples corrientes bidireccionales de influencia que, en los universos religioso, cortesano y teatral encontrarían un terreno fértil para florecer. Las fuentes documentales que han llegado hasta nuestros días revelan la existencia de un extraordinario dinamismo en la circulación de música y poesía en el mundo ibérico del Quinientos y del Seiscientos.

Para ilustrar esta riqueza y proximidad, hemos elaborado un programa que presenta obras procedentes de dos de los más importantes centros de producción musical de la época: la Catedral de Valladolid y el Monasterio de Santa Cruz de Coímbra. La recuperación, interpretación y difusión de esta música es de enorme importancia, llenando un profundo vacío tanto en los relatos de la historia de la música europea, como en el canon que actualmente se escucha en las salas de concierto. Por otro lado, el repertorio que hemos seleccionado – magistralmente compuesto por los músicos de Valladolid y Coímbra – está a la altura de la mejor música que se hacía en los más importantes centros europeos no que respecta a la calidad poética y musical. Por eso mantiene viva hoy la capacidad de conmover, encantar e incluso, por su elocuencia y teatralidad, divertir al oyente.