Sara Baras [Gira Alma]
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Volver es siempre una invitación a soñar, empezar de nuevo es un camino por descubrir, y en esta ocasión, volver es reencontrarnos, sentir el vértigo de la partitura por escribir, de las luces que deben encenderse para vernos de nuevo, de dibujar nuestros sentimientos, nuestro lenguaje en ese lienzo incierto del teatro, volver al aplauso, al cariño, al calor, al abrazo imposible con la razón que nos mantiene, el público.
Alma es un abrazo enorme, donde el flamenco abraza al bolero, y el bolero se deja abrazar por el flamenco, para hacerse seguiriya, soleá, caña, garrotín, bulería… las formas, los colores y la sensualidad agarradas de manera inexorable en un giro inesperado, la cadencia hecha girón, el amor a sacos rotos, vacío sobre la voz y la guitarra, y en las manos la magia y en los pies el destino. Alma es un guiño constante, una aventura en los recuerdos de melodías que nos acompañaron siempre.
Alma es una creación de una marca singular, de una forma de entender la vida y llevarlo a compás, de componer todo alrededor de una manera de contemplar el mundo desde músicas totalmente nuevas con sonidos de siempre adaptados a los palos más tradicionales del flamenco.
Baile, música, vestuario, luces, texturas… el sabor de lo auténtico en el tiempo actual. Flamencos con alma de bolero.
“Soy el alma que baila desnuda de cadenas, soy el sueño insaciable de la luna, soy testigo en la sombra de la vida, soy la que contigo aprendió que las semanas tienen más de siete días, que las verdades tienen lazos que destruyen las mentiras, que se dejó llevar por aquel remolino que fue creciendo, agua de cristal que baila dentro de mí, que te extraña cuando el telón ha caído, que te extraña cuando lloro, cuando río, cuando camino por la calle en que nos vimos la noche cuando nos conocimos, no me importa la forma, ni el cómo ni el cuándo, solo el junto a ti, por más castigos del aire, por más murallas del viento, que ya he luchado contra toda la maldad, que tengo las manos tan desechas de apretar, que ni te puedo sujetar, porque a veces la vida nos lleva hasta la locura, y sólo nos salva el amor, el milagro, la caricia del abrazo, el abrigo de la piel. Si las copas traen consuelo, aquí estoy con mi desvelo para ahogarlo una vez más, porque no hace falta que te diga que me muero por bailar algo contigo, no hace falta que te diga que es mi corazón flamenco el que tiene alma, alma de bolero”